2
Mar
2024
1

Alimentación natural

• A la alimentación le ocurre como en casi todo que no pueden existir recetas universales porque cada individuo es un mundo y su alimentación debe responder a su edad de crecimiento, sexo, constitución, trabajo, gustos, clima, economía, residencia respecto al mercado, cultura, convivencia, enfermedaees, etc, etc.

• En la variedad de culturas y a lo largo de  la historia el ser humano se lo ha comido todo, desde una hormiga a un corazón humano. Somos realmente omnívoros culturalmente. No obstante, su aparato digestivo es más cercano al primate, intestino largo para comer frutos y raíces. Las carnes, por tanto tenderán a fermentar aunque está claro que en el proceso de la hominización el comer esporádicamente carne fue un elemento adaptativo para aumentar la capacidad del cerebro.

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1
Mar
2024
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¿Qué cura?

Todos queremos estar sanos, por supuesto. Todos nos preocupamos muchísimo cuando dejamos de estarlo y acudimos rápidamente a médicos y hospitales, acupuntores o dietistas, balnearios o sanadores. Hasta tal punto que, en torno a la salud o la enfermedad se ha creado un gran complejo de disciplinas, de tecnologías punta, investigaciones farmacológicas, ciencias milenarias de oriente, fisioterapias naturales, medicinas blandas y hasta sanaciones milagrosas. Hemos sofisticado tanto el tema de la sanación que es posible cambiarnos el fallido corazón en el quirófano, hacer una microcirujía de córnea, o ver nuestro cerebro rebanado en cortes multicolores a través de un scanner. Todo es posible. Fotografiar el áurea, localizar electrónicamente los puntos de los meridianos y activar los chakras mediante colores y sonidos. Más aún. Ya no es necesario ir de peregrinación a Lourdes, cualquier sanador filipino te mete en dos minutos las manos en los higadillos o en los ojos y te saca negruzcas masas gelatinosas de energía negativa, todo ellos sin producir herida ni dolor, como el que mete las manos en el agua y no deja ninguna cicatriz acuosa.

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28
Feb
2024
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Salud y enfermedad

• El ser humano vive mal el misterio, lo desconocido, aquello que le provoca desazón, que corrige la visión normalizada, habitual o cotidiana de las cosas. Tal vez por eso le buscamos siempre una explicación a todo, explicación que nos calme y nos de seguridad. 

• ¿qué explicación darle a la enfermedad? Los pueblos primitivos nos lo muestran muy  claro, uno se enferma porque alguien le ha dado mal de ojo, alguien ha muerto porque no había cumplido con las obligaciones ante los antepasados. Alguien se cura si hace tales rituales, un dolor de muelas se curará si come una raíz en forma de diente. Y así, sucesivamente.

Nosotros que no somos tan primitivos (pero tampoco tan avanzados) hacemos lo mismo. Buscamos una explicación, más científica o más mágica, que nos aclare lo que nos está pasando y que alivie la ansiedad. Los fármacos tiene un poder mistificado al pretender curar toda enfermedad erradicando cualquier síntoma molesto.

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10
Feb
2024
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Actitudes ante el estrés

Todos, desde el nacimiento, venimos de fábrica dotados de un botón rojo extremadamente sensible al exceso de presión instalado en algún rincón del cuerpo.

Cuando las condiciones exteriores son adversas y se pone en peligro nuestra supervivencia, el botón rojo se dispara provocando una reacción de emergencia. Al instante los mensajes de alarma de nuestro cerebro que controla las emociones los regula el hipotálamo y da sus voces a la hipófisis que a su vez despierta a las glándulas adrenales para reaccionar velozmente a cualquier peligro.

Lamentablemente toda reacción es un poco ciega y reaccionamos con toda la furia química en nuestra sangre tanto si se produce un terremoto como si recibimos meramente un bocinazo a nuestras espaldas.

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2
Feb
2024
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Salud activa

Esa sedimentación del yoga a través de los siglos de sus sabios, anacoretas, sanyasines, con sus experiencias y sus vislumbres es lo que conocemos por Tradición. Una Tradición que por momentos ha sido estructurada, se le ha puesto cauces y definiciones, pero ha pasado fundamentalmente de boca a boca, de maestro a discípulo. Desde entonces el Yoga ha sido unión del ser humano con el cosmos, la vía del éxtasis, o si se lo prefiere, la comprensión de que el misterio más lejano habita en nosotros, que una diminuta chispa de lo divino alimenta nuestro corazón. Imágenes más poéticas que filosóficas para señalar que el yoga se ha desarrollado ante todo como una disciplina espiritual.

Pero en occidente ha cuajado, tal vez por necesidad, una idea del yoga más asociada a la salud. Hacer yoga para sentirse mejor, para soportar el peso de las responsabilidades, para curar esta o aquella dolencia. Y si bien el yoga no se ciñe en sus objetivos básicos al enfoque de terapia, bien podemos comprender que su hacer es claramente terapéutico.

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1
Feb
2024
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Camino de Sanación

Cuando estamos enfermos se nos abre un abismo bajo los pies, se nos encoge el alma y hasta se nos vela la mirada. Un frío o calor extraño se mete dentro, en la misma médula. Cuando es una enfermedad de aquellas que alerta buscamos rápidamente al especialista de uno u otro signo para que nos calme. A menudo, más que las medicinas, lo que necesitamos es un diagnóstico tranquilizador, unas palabras científicas inmutables, alguien que nos diga que no pasa nada, que todo está en orden, que hay algunos desarreglos pero que ya podemos irnos a casa.

Sin embargo, la visión objetiva de nuestra enfermedad choca contra nuestra vivencia, enteramente subjetiva. La enfermedad la vivimos como el eslabón de una gran cadena que tira a su vez de Ia incertidumbre, del miedo, que se muestra a través del dolor, en la impaciencia, que nos margina de lo social, de nuestra dinámica, aislándonos de los otros, que nos diluye en una nada y que nos recuerda, por último, la muerte.

Tal vez por eso hubiéramos preferido que nuestros médicos fueran menos científicos y con más comprensión de nuestros mecanismos psicológicos y sociales, menos encumbrados en su tecnología y en su saber y más cercanos como personas. Nos hubiera gustado sentirlos sabios en el arte de vivir, y también en el de morir, que al fin y al cabo forma parte de la misma vida.

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20
Ene
2024
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Masajes integradores

Los masajes terapéuticos, desde el shiatsu hasta la quiropraxia, tienen claramente definida su función. Hay una voluntad de sanar que recae sobre el profesional y una demanda de los clientes aquejados de algún mal, dolor, contractura, etc. También es cierto que la relación nunca se establece entre iguales pues hay unos honorarios de por medio, un tiempo establecido y una distancia profesional adecuada. 

Nada que decir al respecto salvo que, en el camino, nos hemos dejado otra dimensión de los masajes mucho más cercana e íntima. Con la especialización de todas las áreas de relación nos hemos olvidado del puro placer de recibir por intercambio natural un masaje.

Los masajes integrativos tienen otras muchas funciones que a menudo pasan desapercibidas:

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12
Ene
2024
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La salud silenciosa

Cuando aceleramos el paso y la respiración se amplia ante la mayor demanda de oxígeno, cuando nos flexionamos para coger algo del suelo y la musculatura cede silenciosamente, cuando, por poner otro ejemplo, nos tumbamos en la cama y conciliamos el sueño reparador fácilmente sentimos que hay una cierta armonía en nuestra vida. Sentimos que el cuerpo responde adecuadamente. Esto es salud. 

Mientras que la enfermedad es aparatosa y quejumbrosa, la salud es bien discreta, es ligera, fresca, silenciosa. Es una pena que a menudo no nos acordemos de nuestro cuerpo hasta que no empieza a somatizar sus tensiones, y así sabemos de nuestra lumbares o cervicales porque empiezan a doler. Nos damos cuenta del valor de la salud cuando la perdemos. La salud está en la base de toda la vida, podemos tener grandes posesiones y poderes pero si nos falta la salud, en realidad, no tenemos nada. 

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7
Ene
2024
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Maldito insomnio

No tenía nada de especial, edad mediana y mediano de estatura; ojerizo y cansino se arrastraba por el día como alma en pena hasta llegar la noche. Durante el día amontonaba sus horas pasillo arriba, pasillo abajo por el ministerio y acumulaba dioptrías al revisar papel tras papel en su maniática obsesión por no perderse ni la letra menuda. Con el tiempo había adquirido un tic en la mano izquierda de tanto mirar el reloj al darle ánimos para que fuera más deprisa, y otro en la mano derecha de tanto estampar sellos burocráticos pues todos los certificados venían, no se sabe por qué, por triplicado.

No era de extrañar que el estómago estuviera duro como un puño pues el desayuno de diez minutos y el almuerzo de veinte no le daba tiempo de masticar y aún menos de saborear una deliciosa comida de fritos y recalentados en el bar de la esquina. Por eso llevaba consigo un bote de bicarbonato para frenar esa maldita acidez que agujereaba las mejores intenciones todas las mañanas. Se acostumbró a fruncir el ceño, a morder la rabia, a apretar los labios para autocontenerse y a tragar saliva, gestos que fueron carcomiendo su moral y que fueron destilando en su cuerpo año tras año una depresión de caballo, y es que no levanto cabeza, chico, que no tengo ganas de nada –decía al menor contacto con cualquiera. Su mirada perdida formaba parte del oscuro y rancio mobiliario de su trabajo y sus hombros iban permanentemente subidos como una percha perfecta para su anodino uniforme. No se había percatado que su espalda de tantas horas sentado se iba arqueando como madera vieja y le sobresalía una jiba que ensombrecía aún más su perfíl.

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